Campaña, deporte extremo.

Un juego de azar, un juego de almas, un deporte extremo, con premiaciones invisibles.

El juego comienza al elegir al candidato más capaz de dañar a terceras opciones, es la parte más tranquila del juego, la más inestable y la que más te tortura.

Esperar es el único movimiento que tienes ante la espera, mientras la guerra silenciosa acaba con quiénes sea necesario.

El siguiente movimiento es fortalecer al rey, acarreados, espías, comandantes e infiltrados toman sus puestos de batalla, sin olvidar que la guerra continúa, el premio buscado, es un puesto privilegiado.

No existen amigos, no hay aliados, todos son enemigos, aunque te brinden la mano.

Hay pantallas confusas, promesas al aire, diversión vacía, egos creciendo.

Llamadas improvisadas, soldados cansados, inseguridad se respira.

Miedo, hambre, fatiga, coraje; todo hasta que llega el resultado final.

Los ganadores toman su premio, mientras los soldados se retiran a descansar, a mantener el silencio, todo esto, hasta la próxima batalla.

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